jueves, 15 de mayo de 2008

VAMOS A JUGAR……

Ahora que llegamos a que nuestro bebé haya cumplido un año y antes de que siga creciendo, nos dedicaremos al JUEGO.
Todos sabemos que jugar es una forma de conocerse a sí mismo, de comunicarse con el entorno, de enriquecernos como personas.
El bebé nace con un gran caudal que debe desarrollar, y esto solamente es probable por medio de la estimulación.
El juego hará que centre toda su atención, y luego y junto con sus papás, nosotros también: sus educadores desde nuestro espacio, tendremos la hermosa posibilidad de brindarle dicha estimulación, que en esta temprana etapa y poniendo a su alcance todos los juguetes y los materiales que son acordes a la misma, será el medio de aprendizaje más natural que más adelante le permitirá alcanzar su mayor potencial.
Los más importantes pedagogos, sicólogos, médicos, etc., etc., dicen que la primera infancia es la etapa de desarrollo más importante de la vida, y dicen también que entre los 0 y los 3 años de edad; y que los pensamientos, las sensaciones, los atributos de personalidad y las capacidades motrices se forman durante este período, en tanto que las habilidades básicas de comunicación, especialmente las del habla y el lenguaje, se desarrollan entre los 3 y 6 años, como así también la capacidad de aprendizaje, el lograr tener una imagen positiva de sí mismo, el logro de la confianza en su propia persona, la concentración y la perseverancia, que serán las bases para su preparación para el colegio, y es por eso que decimos que el niño nunca aprende tanto como durante los primeros cinco años de vida.
O sea que en la etapa de la infancia temprana, se sientan las bases de todo el desarrollo de la persona, es cuando deben ocurrir los eventos más importantes de su maduración.
Ellos dicen que el trato amoroso, la estimulación de sus capacidades lingüísticas, motoras e intelectuales y el juego son esenciales para que los niños tengan un potencial integro para ser excelentes estudiantes y ciudadanos, listos para seguir formando sus capacidades durante el resto de la vida. Los cuidados y atenciones que reciba el niño en esta etapa, es lo que le permitirá sobrevivir y estar físicamente sano y si bien el aprendizaje continúa a través de todo el ciclo de vida, hay tiempos específicos para que se realice en forma óptima. Puesto que las diferentes regiones del cerebro maduran en distintos momentos, cada una de ellas es más sensible a distintas experiencias en diferentes edades y, por esta razón, durante estos períodos críticos, el cerebro es particularmente eficiente ante particulares tipos de aprendizaje y susceptible de ser alterado en su arquitectura, a esto se llama “plasticidad cerebral”. Así, por ejemplo, al mes de vida hay intensa actividad en las áreas cortical y subcortical, las cuales controlan las funciones sensorial y motriz. La actividad cortical se eleva entre el segundo y el tercer mes de vida, tiempo primordial para la estimulación visual y auditiva. Cerca del octavo mes, la corteza frontal muestra una actividad metabólica incrementada; esta área del cerebro regula las emociones y el pensamiento, y se encuentra en plena actividad al momento en que el niño avanza en la autorregulación y fortalece su apego con sus cuidadores primarios.
Pero volviendo específicamente al juego, nos preguntamos “¿qué es jugar?”.
Jugar es una manera de ayudar al niño a conocerse a sí mismo, a comunicarse con su entorno y a enriquecerse como persona.
El juego producirá una atención poderosa que a esta temprana edad, será su modelo natural de aprendizaje, de relación con los que lo rodean, de conocimiento de todo su entorno, etc. Le proporcionará la manera más sencilla de aprender divirtiéndose al mismo tiempo.
Las capacidades que se desarrollarán como: * las sensoriales, nos harán referencia a la expansión de sus sentidos.
* Las psicomotrices, por las que el niño irá aprendiendo nuevos movimientos o perfeccionando los que ya sabe hacer.
* Las cognitivas que tienen que ver con el desarrollo de la memoria, de la creatividad, de la atención, de la expresión, etc.
* Las sociales por las que irá relacionándose con su entorno, con los demás y así conocerá las normas sociales.
Y * las afectivas que le permitirán expresarse de forma espontánea, descargar sus tensiones, ir desarrollando cierta autonomía, etc.
Todas estas capacidades se desarrollarán de forma armónica y gradual, y a nosotros nos bastará con ponerle a su alcance juguetes y materiales apropiados a su edad y a sus capacidades.
Al principio el niño aprende probando, equivocándose e imitando. Jugar no sólo fomenta su desarrollo, sino que también refleja en qué nivel de desarrollo se encuentra.
Nadie puede decir que un niño está jugando cuando no disfruta con lo que hace, o cuando observa pasivamente a alguien que juega. O sea que el juego, puede describirse como una actividad que le proporciona placer, y en la que participa porque quiere, porque le gusta. El juego en el niño crece y se desarrolla igual que lo hace él.
Jugar no es sólo una manera de aprender, también es una forma de expresarse y de decirnos cómo ve y experimenta el mundo.

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